Diálogo. Mucho se ha utilizado esta palabra por parte de los políticos independentistas en estos últimos años.
Entretots
Para que haya diálogo debe de haber, como mínimo, dos personas dispuestas a escucharse y a no despreciar lo que diga el otro. Ahora acabo de leer el último artículo de Xavier Sardá, 'Me importa un pito Esquerra', en el que le noto visible y razonablemente enfadado.
Yo siempre he mantenido que los políticos del procés, ya sea Puigdemont o Junqueras, no quieren diálogo real. Y ahora que este último quiere hacerse ver ante la opinión pública como 'el moderado', no hay que olvidar que fueron él y su partido los que arrastraron a Puigdemont a proclamar la DUI cuando este iba a convocar elecciones autonómicas bajo insultos de botifler y aquello de 'las 155 monedas de plata de Rufián.' Es otra de las cosas que pasan con todo esto del procés: falta de memoria o memoria selectiva o interesada. Pero ahí están las hemerotecas, que ponen en su lugar a cada uno.
Tras tumbarle los presupuestos a Sánchez, el independentismo por fin se ha revelado y ha mostrado lo que en el fondo anhela: un gobierno por mayoría absoluta del trío de las derechas que active un 155 brutal.
Yo lo único que les digo a los independentistas es: ¿dónde estuvo esa Europa tan guay y tan chula durante los 40 años que padecieron todos los españoles con la dictadura de Franco?
A partir de aquí que cada cual saque sus propias conclusiones.