La restricción que perdura. Los universitarios y universitarias ya no pisamos nuestras aulas. Hemos pasado de estar días enteros en nuestros campus a vivir pegados a las pantallas.
Entretots
En mi caso, siento que mis días son todos iguales. Paso las horas delante del ordenador, pensando que no tengo tiempo para descansar. ¿Cómo no voy a tener tiempo? Si no me muevo de casa. No pierdo minutos en el tren. No tengo prácticamente vida social. Pero, aun así, sigo con la preocupación constante de tener que llegar a todo. La vida 'on line' nos está impidiendo ver cuándo detenernos y respirar. Y también es necesario.