Todo comenzó con unos días libres sin destino fijado que acabaron siendo una experiencia vital.
Entretots
Hace un año que decidí hacer el Camino de Santiago, no por motivos religiosos, sino más bien por conocer aquello que siempre me había llamado la curiosidad de una forma muy lejana y sin más que una mochila de 5 kilos. Una amiga y yo decidimos embarcarnos con ese destino.
Allí emprendimos la aventura y fuimos conociendo gente de todo tipo con diferentes situaciones, carácteres, pero todas con un mismo objetivo: descubrir. Descubrirnos a nosotros mismos, hasta dónde podemos llegar, descubrir personas, aventuras, problemas, retos, nuevos pueblos, esfuerzo, superación...
En definitiva, descubres que hay otras maneras de vivir fuera de la vorágine del consumismo de esta sociedad que nos está arrastrando y descubres también que lo más importante de nuestra vida son las relaciones sociales que podamos experimentar a lo largo de ella.
A pesar del cansancio, sufrimiento y, por qué no, del dolor sufrimos en algunas ocasiones, nosotras, como peregrinas, intentamos repetir este viaje de la vida año tras año, para no olvidarnos hacia dónde vamos.