Miles de jóvenes cualificados siguen marchándose al extranjero en busca de oportunidades dignas. Mientras que en países europeos se les valora con sueldos justos y proyección profesional, en España se enfrentan a la precariedad, contratos temporales y salarios bajos.
Entretots
La fuga de talento no es solo una elección personal, sino el síntoma de un sistema que no recompensa el esfuerzo ni retiene a sus mejor preparados. La inversión en educación pierde sentido si no se traduce en empleo de calidad.
España debe mirar más allá de las cifras de paro y apostar por políticas laborales que fomenten la estabilidad, la innovación y el reconocimiento profesional. De lo contrario, el futuro seguirá escribiéndose lejos de casa.