Nuestro país es un lugar en el que se olvida fácilmente, como que no quiere cargar con determinados muertos y determinadas víctimas; una suerte de teatro en el que hay un grueso al que le toca estar en el gallinero. Son, digamos, ciudadanos de segunda, o eso nos intentan hacer ver determinados medios de comunicación y determinadas fuerzas políticas.

Por ejemplo, eres ciudadano/a de segunda si tenías 80 años y moriste durante la covid en una residencia de Madrid. Eres ciudadano/a de segunda si tus restos llevan en una cuneta/fosa común desde los años 30 del siglo pasado. También eres ciudadano/a de segunda si fuiste víctima del 11M, allá a principio del 2000.

El problema es que el gallinero se está llenando tanto, y hay tanto dolor enterrado que ya no nos pueden callar, ni a las víctimas ni a sus familiares. No se trata de revolver, se trata de sacar a la luz, de saber y conocer la verdad, de poder ver expedientes, de conocer lo que determinadas fuerzas políticas y medios de comunicación quieren tapar con un velo, una losa, con silencio o, si nos apuran, maquillando los datos, sacando teorías conspiranoicas, disfrazando la historia. ¿Lo intentarán también con esto? ¿Sacarán versiones inverosímiles de aquí a 10 años como ya hicieron con el 11M?

Me pregunto por qué siempre hay un sector del poder político que elude la responsabilidad, me pregunto por qué algunos y algunas estamos de manera permanente en el gallinero y nuestro duelo y el de nuestros familiares vale menos.