La Rambla debe ser una calle mayoritariamente peatonal, con negocios que sean pensados para los lugareños, como puede ser la Rambla Avinguda de Pau Casals, la Rambla del Prat, la calle Astúries, etc. La Boquería está tomada por turistas y precios para sacarles su dinero. Llevo más de diez años que no compro ahí, por mucho que me gustaba ir a las Ramblas pasear, tomar algo y comprar. Me niego. Modelos a no seguir, hay otros, como la calle de la Argenteria/Born, llenos de tiendas caras y poco asequibles a los salarios del montón de los barceloneses.
Se puede vivir y comprar aún en Tuset, Diagonal, Francesc Macíà, la calle de València, Aribau, la calle de París y los alrededores. Cuanto más bajas, más negocio basura te encuentras. Y esto de un puerto para los supermillonarios y sus yates a expensas de los residentes de la Barceloneta da vergüenza.
Cuando uno va a otras ciudades importantes europeas no se encuentra con una especie de parque temático de compraventa. Se encuentra ciudades habitadas por lugareños y comercios asequibles para ellos. Antes eran así las Ramblas. Ahora, las pueden renombrar: las Ramblas de los Turistas.
Toda actividad municipal debe ser guiada por el principio de cómo hacer la ciudad mejor para sus habitantes, no para el turismo masivo. Un modelo de negocio desproporcionadamente desarrollado –no digo que no es buen negocio tener turistas–, pero no a costa de negocios de productos e innovación o tecnología que aportan empleo estable y no precario y sueldos mejores que los de camarero o dependiente de tienda.