Barcelona lidera el aumento de delincuencia en toda España, y Catalunya va por encima de las demás comunidades autónomas: encabeza el ranking  con un incremento del 11%. Los robos son el principal problema, y los efectuados con violencia han aumentado casi un 20%, con una media de 33 al día.

Con estos datos en la mano, la alcaldesa Ada Colau y el presidente de la Generalitat quedan retratados. Los barceloneses en general y, en concreto, la oposición municipal, venimos avisando desde hace mucho tiempo y ellos dos, tan panchos.

La Rambla siempre ha sido el gran termómetro: lo que ocurre en ella siempre es significativo. Durante el fascismo la seguridad en esta vía era total, ya que los delincuentes sabían que la policía de aquel entonces no tenía ningún escrúpulo. Después, con la democracia, se acabaron los malos tratos en las comisarías y la inseguridad fue creciendo, pero los políticos responsables supieron dimensionar el número de Mossos necesarios para evitar el problema, y durante el año 1992, Barcelona fue un paradigma en seguridad ciudadana.

Ahora, la negligencia es descomunal. Los políticos aludidos están pendientes de otros temas y la inseguridad cada día va a más. Inadmisible, Barcelona no se merece eso.