"Seamos esclavos de la ley para poder ser libres". Me supongo que le autor de esta frase, el jurista, filósofo y escritor romano Marco Tulio Cicerón, a la hora de acuñarla para la posteridad, no pensó, hace casi ya 2.000 años, en las grandes y, a la vez, terribles posibilidades. En definitiva, todo el 'juego' que podía dar su célebre frase, a la hora de legislar, redactar y cumplir, y hacer cumplir, las leyes y normas, por las cuales se rigen nuestras 'modernas' sociedades con el fin de tener, supuestamente, leyes justas y equitativas, que de ninguna manera 'coarten' nuestros derechos como ciudadanos, como decía Cicerón, para poder ser libres.

Las leyes necesitan ser cambiadas y reformadas, conforme vayan avanzando en el tiempo. Pero también es cierto que gobernantes y servidores públicos, sean los primeros en respetarla y acatarlas, y los que tanto dicen cumplirla y respetarla, no puede ser que se la salten según les convenga, o la retuerzan de tal manera, que atente precisamente contra esa libertad. Cambiemos, pues, las leyes caducas e injustas. Que nuestros legisladores, aquellos que dicen representarnos, hagan leyes por el pueblo y para el pueblo, sin pensar en su propio y, a veces, egoísta interés. Seamos libres y esclavos de la ley justa.