Friedrich Engels llamó a Barcelona "la ciudad de las barricadas" y Eduardo Mendoza "la ciudad de los prodigios". Hoy, Barcelona acumula méritos más que sobrados para que se la conozca en el mundo como "la ciudad de las terrazas".
Entretots
En 2019, pocos meses antes de que se desencadenara la pandemia, el Ayuntamiento de Barcelona estudiaba una nueva ordenanza que pusiera coto a la expansión de terrazas en la ciudad y las regulara con mayor firmeza.
Sin embargo, en el primer año de la pandemia por covid-19 abrieron en Barcelona 3.500 terrazas de bares y restaurantes gracias a las licencias exprés, que se sumaron a las 6.000 terrazas existentes entonces en la ciudad. En total, 80.000 metros cuadrados de aceras y calzada ocupados de modo permanente por ese negocio privado y privatizador del espacio público.
Hoy, las terrazas continúan asfixiando la libre circulación de personas en la ciudad, al ocupar de modo invasivo y tolerado las aceras y hasta carriles de calzadas. El proyecto de nueva ordenanza municipal reguladora quedó en un cajón, tal es el poder político del 'lobby' de la hostelería. ¿Hasta cuándo?