Cada vez son más las ciudades en las que resulta imposible vivir. Viviendas convertidas en apartamentos turísticos, precios desorbitados y espacios de 40 m² disfrazados de estudios acogedores. Madrid, Málaga, Barcelona, Valencia, Santa Cruz de Tenerife... Pero también otras ciudades, quizás no tan grandes ni tan conocidas en el resto del país.
Entretots
Treinta kilómetros separan mi ciudad de Barcelona. Aunque si nos fijamos en los precios del alquiler no parecen tantos: 1.200, 1.400, 1.500 euros. Esos son los precios de los tres pisos que se anuncian en Idealista en mi barrio. Doscientos veintiún euros por noche: ese es el precio al que se alquila, en Airbnb, un piso de mi propio bloque.
Yo ya no sé si vivo en el Eixample, en Sarrià, en Gràcia o en mi ciudad, Terrassa. Lo que sí tengo claro es que, ni ahora, a mis 21 años, ni dentro de mucho tiempo, voy a poder independizarme si esta situación no cambia.