Y es que es la misma canción que se repite. El hombre llegó al poder para sembrar la discordia en el mundo y vaya si lo está cumpliendo. Ya sea levantar un muro entre las fronteras de EEUU y México, amenazar a Corea del Norte con un ataque nuclear o vetar y expulsar a cualquier inmigrante que entre en tierras estadounidenses.
Entretots
La cuestión es que el presidente de los EEUU vuelve a lucirse en sus acciones y acaba de declarar a Jerusalén, eterna capital de Palestina, capital Israelí, rompiendo el statu quo de hace décadas y afectando directamente a la, ya de por sí, frágil estabilidad que se vive en Oriente Medio. Esto es un golpe deliberado a los esfuerzos de paz en estas tierras y, obviamente, busca promover la ira y la violencia en un pueblo cuya situación política y social penden de un hilo.
Esto nos tiene que servir de lección a todos como sociedad. Nos tiene que enseñar que nuestras acciones tienen consecuencias. Trump es la consecuencia nefasta de una sociedad frágil, líquida y con serios problemas.