Siete de siete. La actuación de la selección española en la Eurocopa fue impecable. Pleno, todos los partidos ganados. En la final derrotó a Inglaterra y se hizo justicia deportiva. Un combinado que será recordado por la variedad de clubs que aportaron jugadores; por la diversidad, por su humildad, cohesión, sacrificio y solidaridad.

Ganó el torneo desplegando un fútbol atractivo, moderno, vivo, cautivador, con amplio repertorio, con identidad propia. Un equipo inconformista, con sentido de pertenencia y complicidad. Liderado por un seleccionador valiente, discreto, con personalidad y criterio: Luis de la Fuente, que confió en los elegidos y no le defraudaron.

Un conjunto oscarizado: mejor debutante joven, Lamine Yamal. Mejor jugador de la final, Nico Williams, ambos hijos de inmigrantes. Mejor jugador del campeonato, Rodrí. Mejor golejador, Olmo, empatado con Kane. El triunfo indiscutible del talento precoz y la veterana experiencia gestionada con brillantez y elegancia, como si fuese una gran familia unida. Una victoria que nos invita a soñar de cara al Mundial de 2026.