Es impactante ver cómo, tras la trágica pérdida de la actriz Itziar Castro, las redes sociales se han llenado de emotivos y hermosos mensajes en honor a su memoria, destacando su talento, calidez y contribuciones a la industria del entretenimiento. Sin embargo, resulta desolador notar que todos los mensajes de odio y crítica se han centrado exclusivamente en su aspecto físico, particularmente en relación con su sobrepeso.

Una vez más, este triste episodio expone la dolorosa realidad de como la sociedad tiende a menospreciar a individuos excepcionales únicamente por no cumplir con los estándares convencionales de apariencia. A pesar de su brillantez como persona y profesional, la atención se desvía hacia aspectos superficiales como su peso, ignorando por completo su valía como ser humano. Desconcierta que incluso ante la pérdida de alguien tan querida y respetada, la falta de empatía y la crueldad prevalecen cuando se trata de cuerpos que no se ajustan a los cánones de belleza preestablecidos.