En estos dos días de audiencias del Rey para encontrar un candidato para la investidura, hemos asistido a la esperpéntica representación de unos líderes incapaces de ponerse de acuerdo para elegir un presidente que gobierne España.
Entretots
Ninguno ha sabido comportarse como un buen estadista. Sus acciones en esos días han sido más propias de colegiales adolescentes que de personas jóvenes pero con la suficiente inteligencia para saber, antes de dedicarse a la política, si tienen capacidad para hacer de su tiempo y su trabajo un bien al servicio de los ciudadanos. Y ninguno ha conseguido el aprobado.
Casado, negándose a una abstención que sí hizo el PSOE para investir a Rajoy. Quizá el 10-N se arrepienta de esta decisión.
Rivera, ofreciendo a destiempo una abstención para evitar unas elecciones que posiblemente serán de peor resultado para su partido que las del 28 de abril.
Iglesias, su egolatría y avaricia de poder han impedido por segunda vez que España tuviera un gobierno de izquierdas. También lo lamentará.
Y Sánchez, el más obligado a pactar, no lo hace, y nos lleva a unas elecciones donde las encuestas le otorgan más escaños de los que obtuvo en las anteriores. ¿Es esa la razón de no haber aceptado ningún pacto?
Esperemos que en la próxima cita electoral los votantes sepamos saldar cuentas con estos que se llaman nuestros representantes y que solo lo son de su propia inutilidad.