El desequilibrio que plantea la convivencia humana viene a demostrar que el estado del bienestar que todos perseguimos está basado en la pantomima egocéntrica de lo irreal. Ha quedado bien representado en el Vaticano, con las honras fúnebres por la despedida (no muerte) del papa Francisco.
Entretots
No imaginaba él que iba a reunir tanto peso específico de ignominia por centímetro cuadrado. La religión pone en guardia los cimientos de la hipocresía mundial, en contra del propio ser humano, sin ruborizarse. En la estufa de la sede papal ya se preparan las señales de humo que avisarán de la votación final de la persona que mantendrá el dogma de fe como evidencia esta sociedad, que tiende a destruirse bajo esta vomitiva pantomima.