Sánchez y Feijóo están efectivamente empatados. Los partidos que lideran carecen de un proyecto claro para el país: esta es la primera similitud. La segunda igualdad reside en que Sánchez depende de un conglomerado de partidos cuyo objetivo común es aprovecharse de la debilidad del Ejecutivo -España les importa poco-, mientras que Feijóo necesita el apoyo de Vox para mantenerse fuerte.
Entretots
La tercera equivalencia es su tendencia a culparse mutuamente en todo momento. El cuarto paralelismo -y, para mí, el más preocupante- es que Sánchez supedita sus decisiones políticas a su propia supervivencia en el poder, mientras que Feijóo actúa guiado por una obsesión casi enfermiza de ocupar el lugar de Sánchez.
Ambos partidos, PSOE y PP, han perdido el rumbo. Ya no se parecen en nada a lo que representaron en el pasado, y sus diferencias ideológicas se diluyen cada vez más. Los ciudadanos estamos agotados; es evidente, día tras día, que Sánchez y Feijóo son dos políticos igualmente egoístas, que rara vez piensan en nosotros. Su falta de profesionalidad es otra de sus semejanzas: han transformado esta legislatura en una verdadera angustia.