El 5, el 7, el 9 de enero, no importa. ¡Que haya investidura ya! Lo importante es la formación de un Gobierno progresista que comience a rodar cuanto antes. Es comprensible la encrucijada de Esquerra Republicana de Catalunya. La pugna entre los 'hermanos' Caín y Abel por el espacio secesionista catalán va más allá de una riña familiar, y denota la profunda división en el mundo independentista que ha desembocado en la formación de dos bloques claramente diferenciados, y nada disimulado.
Entretots
Caín (Junts per Catalunya) y sus satélites (ANC, Primàries...), en pinza con la CUP, aguardan puñal en alto apuntando a la espalda de Abel el mejor momento para asestarle el golpe, no de gracia, pero si para debilitarle cara a unas más que previsibles elecciones autonómicas anticipadas. De ahí la dificultad de los republicanos para tomar una decisión respecto a la investidura de Pedro Sánchez y que se estén tomando su tiempo, Consell Nacional mediante.
Pero en política, además de pragmatismo, se ha de tener valentía. Y en la coyuntura política y social actual es más que urgente acabar con el bloqueo político y facilitar ese Gobierno central progresista pactado entre PSOE y Unidas Podemos -el único posible- en sintonía con la que se supone la ideología nuclear de ERC (al margen de aspiraciones soberanistas), que beneficiaría no solo a España sino también a Catalunya y a los intereses de la propia formación republicana.
Por ello, su decisión no puede ni debe postergarse ni un día más allá de Reyes. Sería un buen regalo para muchísimos ciudadanos.