Para gestionar el turismo en Barcelona valdría aplicar las leyes del mercado: a más demanda mayor precio.
Habría que subir la tasa turística hasta tal punto que se consiguiera reducir la actual cantidad de turistas en Barcelona ciudad al 50%. Tanto por confort de los asistentes como por seguridad, habría que implantar una normativa de control de aforo en todo tipo de espectáculos y atracciones. También en espacios públicos.
Al mismo tiempo, habría que incentivar la dispersión de las atracciones turísticas a todo el área metropolitana de Barcelona.