En verano se abren las ventanas y se ven las vergüenzas: lo vi en el carrer Unió, el domingo 5 de agosto. Unos convecinos duermen en el suelo con un decorado de balcones con toallas colgadas. Es una pequeña muestra de la degradación a que ha llegado nuestra ciudad. Podría añadir que en el portal de enfrente vi preservativos usados y restos de comida.

Ya va siendo una estampa habitual de la ciudad pero no nos podemos acostumbrar; no vale la pena echar ahora la culpa al consistorio actual de esta degradación rampante -aunque su parte alícuota de la misma no se le puede negar -  tras los gobiernos anteriores de socialistas y convergentes, que ahora se rasgan las vestiduras, con la política del todo, o casi todo, vale y del ¡viva el turismo, que es riqueza! (de especuladores que no viven en el Raval).

Los partidos políticos siguen utilizando este envilecimiento urbano como arma arrojadiza para ganar las elecciones y conseguir su cuota de poder. ¿Les importan los ciudadanos? Creo que muy poco.

Si no intervienen todas las administraciones, la local y la autonómica, y los partidos no dejan de utilizar el fenómeno a su favor, con la miserable estrategia de “cuanto peor, mejor”, no vamos a ninguna parte. 

Acabaremos por envilecerlo todo y convertiremos el barrio más emblemático del 'cap i casal' en un desecho urbano y, luego iremos a destrozar otro barrio. ¿La Barceloneta? ¿El Born? ¿Voy subiendo?