Al fenómeno mesiánico de esa adolescente sueca, Greta Thunberg, activista frenética que ejerce sobre las masas una inusitada fascinación, produciendo un efecto mediático encandilador, el Papa Francisco no se queda a la zaga y anuncia un nuevo pecado, el ecológico, que define como acto u omisión contra Dios, el prójimo, la comunidad y el medio ambiente.
Entretots
A la homilía ideológica sobre el calentamiento global se suma la prédica eclesial a guisa de bula papal. Así, los partidarios de Greta cuentan con un inesperado e inestimable aliado del ambientalismo.
En cualquier caso, despertar la sensibilidad y la conciencia colectiva ante el cambio climático y posicionarse en problemática de tan trascendencia no debe dejar a nadie indiferente y debería a los eximios científicos, instalados en pareceres dicotómicos, profundizar acerca de las razones de esa mutación y la forma de combatir la eventual destrucción del planeta.