Me solidarizo con Najat El Hachmi en lo que dice en su artículo 'Españoles de Sangre', publicado en EL PERIÓDICO el 5 de noviembre. Expone razones que un gran país haría muy bien de tener en cuenta en sus gestiones de Estado. Me decepcionan una vez más los candidatos que se presentan a las elecciones del 10-N para presidentes del gobierno porque en el discurso de la mayor parte de ellos destaca "dar caña al mono" como si no hubiese nada más que el problema del Estado español con Catalunya y que la unidad de España y el honor patriótico son valores sacrosantos y eternos. Solo faltaría añadir "Por el imperio hacia Dios".
Entretots
Sin ánimo de quitarle la importancia que cada cual quiera darle, el empecinamiento y obsesión en este concepto de españolismo eterno, al igual que otros nacionalismos extremos, no hace más que multiplicar conflictos y nos haría falta una cura de humildad. Pérez Galdós, en sus 'Episodios nacionales', dice que a Cánovas del Castillo al fabricar la Constitución de 1876 (que era la sexta) unos comisionados les preguntaron cómo redactar el artículo fundamental que dice: "Son españoles los tal y tal" y Cánovas, incordiado por el ambiente, les contestó: "Pongan ustedes que son españoles... Los que no pueden ser otra cosa".