La confluencia de La Rambla Floridablanca con la calle Rosselló de Badalona se ha convertido en un gigantesco pipi-can ante la inexplicable indiferencia vecinal.
Entretots
En un espacio peatonal en el que juegan niños y pasean ancianos sin temor a los coches, viene gente de todo el barrio a pasear sus perros. Suelen recoger los excrementos, no todos lo hacen, pero los orines se quedan manchando la acera de forma que literalmente caminamos sobre orín de perro. Ahora con el calor del verano, el hedor se hace insoportable y no podemos echar la culpa al ayuntamiento ya que limpian dos o tres veces por semana.
La culpa es nuestra; unos por indiferencia hacia un espacio que no consideran suyo y otros que lo consideran suyo para que sus mascotas hagan sus necesidades bien a gusto.