Desde la educación que me han dado mis padres, siempre me han enseñado a que cuando tienes que defender una postura, una parte importante son las formas. Ellas son las que pueden darte la razón o pueden quitártela.
Entretots
Eso fue lo que pensé al ver a Empar Moliner quemar la Constitución para protestar porque el TC ha tumbado las ayudas en el suministro energético dentro de la lucha contra la pobreza energética. Igual que a Empar a mí me produce rechazo que un tribunal no permita a una familia sin recursos aplazar (o que se le perdone) una deuda energética en unos meses tan complicados como de noviembre a marzo. El problema de Empar fueron las formas.
Quemar la Constitución, por muy loable que sea la causa, me recuerda demasiado al skinhead que quema una estelada en Catalunya un día de la hispanidad. Actos así me provocan rechazo y vergüenza ajena, al igual que quienes los publican en sus redes sociales y los jalean. Esos me parecen los más lamentables.
Ya imagino a muchos tachándome de algo que no soy. Para algunos, soy "un indepe de mierda"; para otros, "un facha de la caverna". A mí me dan igual ambas posiciones e incluso creo que hay más cosas que los unen que las que los separan, como unas formas bastante rancias. La defensa de Empar Moliner de sus posiciones me recuerda a la de Arcadi Espada en ciertos canales de TV. Ambas me provocan estupor y bochorno y más en personas consideradas intelectuales y catalanes o españoles ejemplares. Para mí no lo son en absoluto.