La semana pasada fui a comprar unas entradas al Liceu para asistir a una representación de ópera. Entre los descuentos previstos para la adquisición de entradas están los que pueden disfrutar las personas con discapacidad reconocida.
Entretots
Sin embargo, tuve una desagradable sorpresa cuando a la hora de comprar las entradas me dijeron que la compra la tenía que hacer el mismo titular de la tarjeta de discapacidad de manera presencial en las dependencias del Liceu.
Manifesté las dificultades de la persona en cuestión para acercarse al teatro para hacer la compra y no recibí ninguna respuesta satisfactoria.
Mostré mi discrepancia ante este trato indigno y discriminatorio y presenté una queja de la que recibí respuesta: "Esta norma se instauró para evitar que alguna otra persona que no fuera la titular de la tarjeta se beneficiara del descuento".
Se podía haber encontrado una solución justa, como mostrar la tarjeta de discapacidad junto con el documento de identidad a la entrada del espectáculo y así garantizar que la persona que disfrutara del descuento fuera la misma que asistía al espectáculo.
En cualquier caso, y es innegable, con esto el Liceu está haciendo un flaco favor a la difusión de la música.