En el marco de una educación integral, la música se erige no solo como una expresión artística, sino como una poderosa herramienta de estimulación neuronal, ya anunciada hace más de 100 años por nuestro estimado premio Nobel Ramón y Cajal.
Entretots
Investigaciones en neurociencia, procedentes de países como Canadá y/o Finlandia, e incluso tesis doctorales realizadas en Catalunya y el País Valencià, entre otras, concluyen que la educación musical mejora significativamente las competencias básicas lingüísticas y matemáticas. Sin embargo, el actual sistema educativo prioriza un aumento de horas de lengua y matemáticas, para subsanar los malos resultados de las pruebas Pisa, subestimando con ello el potencial educativo de la música.
La música no distrae, cuando se refiere a materia educativa. Por el contrario, estimula las funciones cognitivas. Ya es hora de olvidar las inoportunas y desafortunadas declaraciones efectuadas, hace unos años, por el exministro de Cultura, José Ignacio Wert, quiero pensar que por desconocimiento propio y de sus asesores.
La sinergia entre música y aprendizaje cognitivo plantea la necesidad de una reevaluación de las estrategias pedagógicas. Ignorar el conocimiento científico es un error imperdonable. Las políticas educativas deben reconocer y aprovechar esta evidencia, para enriquecer la formación de nuestros jóvenes y, con ello, mejorar nuestra sociedad.