Con la muerte del Papa, perdemos una voz que supo tocar el corazón incluso de quienes no somos creyentes activos. Sus palabras, llenas de humanidad y cercanía, nos invitaron a pensar, a escuchar y, en algunos casos, a mirar de nuevo hacia la Iglesia.
Entretots
Sin imponer, nos ofreció un mensaje de compasión y justicia que nos acercó, aunque fuera solo un paso, al valor del encuentro y el diálogo. Una referencia menos en un mundo necesitado de ellas.