Mi mejor recuerdo con Estopa lo tengo todavía muy presente: fue el concierto de Montjuïc, al que asistí con mis hijos de 15 y 9 años, los tres con la misma camiseta. Llegamos de los primeros, nada más abrir puertas, y llegamos a casa a las tres de la mañana después de pasar por un hotel para pedir un taxi, pues me quedé sin batería en el móvil.
Nos valió la pena a los tres, sin ninguna duda fue el mejor día de mi vida compartido con mis hijos. Y cuando les pregunto a ellos dicen que repetirían.
¡Larga vida a Estopa!