Por encima de todo, creo que María Jiménez fue siempre un alma libre, un torbellino de pasión, autenticidad y sentimiento que más allá de feminismos, más o menos impostados, transmitía un empoderamiento y una seguridad en sí misma realmente apabullantes.
Entretots
Vivió a su manera. Amiga a muerte con los que quería y la querían y auténtica como pocas, deja un legado, tanto en lo artístico como en lo más puramente personal, realmente difícil de borrar.
Lástima, como afirma su querida hermana Isabel, que muchos de los homenajes y reconocimientos, que seguro recibirá a partir de ahora no se los hubieran ofrecido en vida.