Una de las definiciones sobre la manipulación de los precios dice que son estrategias de 'marketing' que influyen en el comportamiento humano para obtener una reacción del consumidor a su favor. Así pues, como comerciante ya retirado y aficionado a la publicidad, expongo aquí mi opinión sobre algunos ejemplos.

En primer lugar, los llamados por los expertos "precios psicológicos" son aquellos que terminan en decimales, tales como 99, y que dan la impresión de que estamos comprando más barato, cuando en realidad no es así. También, los descuentos a la segunda unidad que ofrecen muchos establecimientos con carteles muy llamativos para indicar el precio resultante si se adquiere una segunda unidad. Estrategia un tanto problemática porque puede inducir a una posible confusión al comprar un solo producto que a la hora de pagar no coincide con la percepción errónea que nos ha podido dar la lectura del cartel, sobre todo a las personas más vulnerables.

Y finalmente, el anclaje de precios, que sí es un procedimiento que debería estar prohibido porque consiste en poner un elevado precio a un producto concreto para rebajarlo a las pocas semanas, intentando dar la percepción de que es una rebaja, cuando dicha acción es una clara muestra de publicidad engañosa.