En esta convulsa y compleja etapa histórica es imprescindible que para dirigir la política española aparezca un líder que reúna unas condiciones esenciales, que esté bien preparado, capacitado, independiente, no sectario, íntegro, auténtico, dotado de autoridad moral, con talante empático, dialogante e integrador, que no polarice a la sociedad, que evite el frentismo, que respete y acate la Constitución Española, que se abstenga de colonizar a su antojo las instituciones del Estado, que respete el imperio de la ley y las decisiones de jueces y tribunales.
Entretots
Es decir, precisamos de alguien que inspire confianza a la ciudadanía y, si cabe, que tenga carisma y, por supuesto, criterio, determinación y personalidad, que no sea un veleta ni un timorato dubitativo. Nos sobran mediocres, narcisistas, timadores, ineptos y corruptos.
Si no surge ese ansiado líder, mucho me temo que nos vamos irremisiblemente a la deriva.