Nuevamente, el gobierno sionista de Benjamin Netanyahu, en unos momentos de debilidad de la UE, con su conflicto con el este de Europa, ha aprovechado para mantenerse en el poder y retrasar su juicio por varios casos de corrupción y, con el beneplácito del tío Sam, ha roto la tregua con Hamás para seguir con la política iniciada en 1948: genocidio sistemático y anexión de territorios y, si la comunidad internacional no lo impide, deportación de los supervivientes.
Entretots
Los continuos bombardeos, sobre la ya diezmada población civil de Gaza, ocupada y totalmente destruida, con un balance de 50.000 muertos, la mayoría mujeres y niños; familias enteras fallecidas desaparecidas entre los escombros; mutilados, etc. Y para más inri, bloqueo de la ayuda humanitaria.
El mundo condena la dramática situación de Palestina, pero con la boca pequeña; Netanyahu, a pesar de tener una orden de detención del TPI por crímenes de lesa humanidad, ni se inmuta. Israel nunca ha acatado las resoluciones y condenas del Consejo de Seguridad.
Para parar este genocidio son los gobiernos, sobre todo de la Unión Europea, que tendrían que tener valentía política para tomar medidas sancionatorias, sean económicas o diplomáticas.