No quería escribir nada sobre los recientes tuits de Núria de Gispert. No obstante, el alboroto que han suscitado ha sido tan mayúsculo y dispar que me gustaría dar mi opinión al respecto. El verdadero culpable de que lo haga ha sido la lectura de un pequeño artículo cuya autora les restaba importancia aludiendo que Núria de Gispert ya está alejada del poder, y que si sus tuits se comparan con los que escribe Donald Trump resultan ser minucias.
Entretots
Bueno, supongo que la autora del mencionado artículo no tenía su mejor día. En cualquier actividad social, los errores se pagan con independencia de edad, sexo o profesión. Tanto si estás en activo como si ya eres un pacífico jubilado, si superas en carretera la velocidad máxima admitida, pagas la infracción.
Los inadmisibles tuits de Núria de Gispert no necesitan de superfluas comparaciones con los de Donald Trump para que pierdan fuerza, lo que necesitan es otro tuit pidiendo perdón, y si además va acompañado de una declaración sincera de arrepentimiento, mucho mejor. Yo fui un buen amigo de su padre (un extraordinario abogado) al que admiraba por su ética inigualable. Estoy seguro de que él también le aconsejaría lo que acabo de decir.