Como profesora ya jubilada, no puedo evitar sentir una gran preocupación al ver los resultados de los estudiantes de primaria, especialmente en Catalunya. Han empeorado notablemente en ciencias y matemáticas, y eso debería hacernos reflexionar.

Estamos perdiendo el norte. Se está dando prioridad a temas que no deberían ocupar el tiempo ni la mente de un niño, como ciertos contenidos de información sexual. En lugar de jugar, disfrutar y aprender, se les está cargando con asuntos que no les tocan aún, y mientras tanto, lo esencial -como leer bien, razonar, entender el mundo- queda en segundo plano.

Hay un problema de fondo y es urgente abordarlo. Pero las decisiones educativas no pueden seguir en manos de políticos que no conocen el aula. La educación debe construirse desde la experiencia real, la de quienes hemos enseñado y acompañado a los alumnos durante años.

Solo así podremos recuperar una enseñanza que respete la infancia y prepare de verdad para el futuro.