Tras haber decidido dar el salto a la política española, ahora, Inés Arrimadas cierra su etapa política en Catalunya presentándose ante la casa de Carles Puigdemont en Waterloo para recordarle que la mayoría de los catalanes quieren seguir siendo catalanes, españoles y europeos.
Entretots
Si aquella especie de escrache que organizaron Albert Boadella y sus Tabarnenses frente a la casa de Puigdemont no se le dio importancia alguna porque fue una 'bufonada' realizada por actores, este viaje de Inés Arrimadas es una 'bufonada' sin sentido que una política de carrera no puede protagonizar. Se trata claramente de un error.
Los errores, a veces, tienen una explicación. Se me ocurre que Inés Arrimadas, al tirar la toalla en Catalunya para irse a la política nacional, dejando huérfanos a los electores catalanes que tanto confiaron en ella, le ha provocado algo de ansiedad y quizá se sienta algo culpable. Ingenuamente, para reparar este sentimiento, ha querido compensarles con este gesto (viaje) de despedida y se ha equivocado de mala manera. Si la visita de Inés Arrimadas a Amer recolectando lazos amarillos fue un disparate, lo de Waterloo resulta simplemente estrafalario.