Sin duda la movilidad alternativa sostenible constituye una apuesta loable para reducir la contaminación medioambiental, así como la sonora, y mejorar la salud de los ciudadanos en las poblaciones más habitadas.
Entretots
Y naturalmente, andar es un ejercicio físico muy saludable para combatir el sedentarismo.
Ahora bien, la efervescencia velocipédica, la irrupción de los vehículos de movilidad personal, el monociclo eléctrico, silencioso y casi imperceptible, la bicicleta eléctrica, el patinete eléctrico, el monopatín, el segway; unido al cada vez más angosto espacio en las aceras para los sufridos viandantes por la avidez ocupacional de las terrazas de bares y restaurantes en el aspecto estático y, en el dinámico, los cruces con peatones que, a modo de zombis, caminan encorvados, ensimismados en sus móviles y en muchas ocasiones con los auriculares puestos, y las alargadas correas de las mascotas; se erigen en obstáculos, en riesgo para la seguridad de los peatones y, especialmente, para colectivos vulnerables, como los menores de edad temprana, personas de la tercera edad y personas con discapacidad. Se detectan deplorables actitudes de falta de respeto, incluso de agresividad y de prepotencia.
Con los incesantes avances tecnológicos no sería de extrañar que los peatones tuvieran que proveerse de sensores para autoprotegerse.
Resulta apremiante no sólo abordar una legislación uniforme a nivel estatal, sino sensibilizar en la cultura del respeto; educar y concienciar en la solidaridad en aras de una convivencia armónica entre los usuarios del espacio público para el bienestar común.