El estado de alarma es solo un régimen excepcional que le da poderes al estado para llevar a cabo las medidas que sean necesarias para restablecer la normalidad en casos excepcionales de peligro para la ciudadanía. Lamentablemente hemos desvirtuado el sentido de la alarma que está suponiendo para todos esta crisis; los ciudadanos están viviendo una insoportable tensión, sorprendidos por el miedo en todos los ámbitos de su antigua normalidad, basada en poder ir pagando a duras penas las facturas que se acumulan en sus buzones.
Entretots
La verdadera alarma es el miedo a no llegar a fin de mes, con el cobro de un ERTE que tampoco llega; la incertidumbre de haber perdido el control de un futuro que se ha quedado en cuarentena; la angustia de que a la vuelta de la esquina se esconde la muerte sin despedida. ¿Y el Estado? Sobrepasado, hace tiempo que incumplió las promesas de prosperidad en las que se basa la sociedad moderna. Echaremos de menos la antigua normalidad, esa en la que se podían pagar las facturas acumuladas en los buzones.