Hablando con amigos y conocidos, me he dado cuenta de que muchos jóvenes de hoy en día nos encontramos un poco perdidos. Me refiero a chicos de 20, 21 años, que se podría decir que ya hemos acabado la adolescencia y somos eso, jóvenes.

Manteniendo conversaciones de verdad con la gente, de esas en las que salen a relucir sentimientos y pensamientos que no compartimos con muchas personas, he visto que a muchos no nos motiva casi nada de lo que hacemos en la vida, aunque no nos faltan ganas de encontrar algo que nos atraiga. También he visto a chicos muy preocupados por su porvenir, que ven un futuro negro por delante y que igual prefieren no salir a cenar fuera con los amigos y empezar a ahorrar.

Otros se dan cuenta de que deberían haber estudiado más y se pasan las noches en vela pensando a dónde les falta enviar currículums para empezar a trabajar de lo que sea. Algunos que no estudian y salen de fiesta a diario con los amigos tienen que ir al psicólogo para aprender a gestionar esos momentos en los que están solos. Conozco a gente que prácticamente no sale de casa por exceso de estudio y cuando lo hacen es para coger un tren para ir a la universidad.

Realmente, la juventud es el momento de la vida para perderse pero, ¿qué pasa si finalmente no nos encontramos?