Hace ya tres meses que me jubilé y sigo madrugando, pero con la enorme diferencia que voy a mi albur, así lo hago cuando salgo a primera hora a pasear según me lleva mi instinto, sin dar cuentas a nadie ni tener que fichar en ningún lado. Esta mañana recalé, antes de las ocho, en el precioso parque madrileño de El Retiro, donde me senté en un banco frente al estanque para allí tener la suerte de disfrutar del espectáculo del amanecer arrebolado en el que nubes y estanque se tiñeron de rojo.
Entretots
Fue en ese momento que pensé que por ese solo instante merecieron la pena tantas horas de trabajo.