En los últimos años, el auge de las redes sociales ha dado lugar a la creación de la figura del 'influencer', jóvenes que comparten sus vidas diariamente y recomiendan productos, generando altos ingresos a las marcas. Pero, ¿son los influencers trabajadores dedicados o, realmente, no hacen nada?

La respuesta, a mi parecer, no es simple. Ser influencer no debe ser fácil: estar expuesto constantemente al público y al acoso digital, crear contenido de calidad, ser creativo y diferenciarte de la competencia, gestionar contratos y colaboraciones, y adaptarte a las nuevas tendencias en redes sociales, sacrificando privacidad o tiempo personal.

Yo considero que es un trabajo como tal, y que hay que respetar esta profesión como a cualquier otra, ya que es innegable que los influencers son un reflejo de la sociedad actual y de la evolución de la tecnología. Sin embargo, soy consciente que hay personalidades que se han convertido en influencers sin aportar ningún valor añadido a la sociedad, y están viviendo de una fama en redes sociales gracias a la suerte del momento. Es un enfoque difícil, ya que algunos son emprendedores que inspiran a los seguidores, mientras otros, lamentablemente, contribuyen a una fama vacía.