Hace unos días, los términos de Paüls, Xerta y Alfara de Carles empezaron a arder, así como más tarde los de Tivenys y Aldover, todos ellos municipios del Baix Ebre (Tarragona). El fuego obligó a confinar una gran cantidad de la población, unas 18.000 personas, y evacuar a algunas de sus habitáculos. Miles de hectáreas fueron devastadas, dejando a muchos trabajadores del sector primario sin terreno y fauna y flora autóctonas.
Entretots
Las llamas se extendieron por el Parc Natural dels Ports y los avisos de protección civil llegaron hasta Bítem, Jesús y els Reguers (Tortosa). Gracias a la magnífica tarea de los Bombers y la UME (unidad militar de emergencias) se consiguió minimizar el incendio. No puedo imaginar la sensación que debieron tener sus habitantes, de miedo, tristeza, rabia e impotencia mezcladas. Las familias estaban pendientes de la información que daban los medios de comunicación.
El problema es que las tierras del Ebro representan muy pocos votos, a causa de la escasa población y siempre es el área mas descuidada. Mediante redes sociales, como Twitter o Instagram, los vecinos y afectados podían saber qué pasaba a su alrededor.
La última noticia es que el Gobierno catalán admite que no tiene un plan para prevenir incendios, muy en la línea del trato que recibimos constantemente. Porque, claro, hay que garantizar la preservación de la biodiversidad, más allá del bienestar de los humanos.
Como siempre, en el trasero del país.