Como culé, la alegría por la victoria del pasado domingo ante el Real Madrid es inmensa. Ganar el clásico siempre es motivo de celebración, y más cuando se hace con autoridad. Pero no podemos pasar por alto lo que está ocurriendo jornada tras jornada, ante millones de personas de todo el mundo, incluso de niños.
Entretots
Porque sí, hemos ganado, pero la sombra del arbitraje volvió a manchar el espectáculo. El Real Madrid jugó con doce. La falta clarísima de Valverde sobre Lamine, que termina en un gol de Mbappé, quedó impune. ¿Dónde estaba el VAR? ¿Tomándose un café? Asencio y Tchouaméni cometieron faltas de tarjeta sobre Ferran Torres y salieron impunes.
Y luego está la eterna vara de medir: la mano de Tchouaméni no fue penalti, pero la de Fermín, que precede a un golazo, sí lo fue. ¿En serio? No se trata solo de este partido. Es una constante que indigna. Esta vez, ni con ayudas arbitrales nos pudieron ganar.
Pero, ¿y la próxima? ¿Cuántos puntos más deben escaparse por decisiones incomprensibles o claramente sesgadas? Es preocupante. Y lo más preocupante es que no pase nada. Que todo siga igual. ¿Quién va a parar esto? ¿Hasta cuándo vamos a mirar hacia otro lado? El clásico fue un clásico, ¡basta ya!