Las cafeterías de los hospitales de nuestra ciudad suelen tener unos precios de servicio más elevados que las cafeterías y bares convencionales que se encuentran a lo largo y ancho de nuestras calles. Lo que deseo señalar es que hay una agravio comparativo si las comparamos entre ellas y los hospitales en las que están ubicadas.

Podríamos dividir los hospitales en dos grupos. En primer lugar tenemos los que están instalados en zonas de poca o nula actividad comercial, tales como, por ejemplo, el Hospital del Mar o el de Bellvitge. En segundo lugar están los hospitales que te dan elección a salir a la calle y encontrar un bar o cafetería en la misma puerta que te ofrecen unos precios normalizados, como pueden ser el Hospital Clínic o el de Sant Pau.

Mi sugerencia es que las franquicias que cubren los hospitales en el servicio de restauración deberían plantearse bajar los precios y mejorar el servicio. Para muestra un botón. Para tomar un café tienes que ir al autoservicio y te ofrecen un vaso de plástico, con un palito a modo de cucharilla.

Este tema tambien es extrapolable a los restaurantes de las áreas de servicio de nuestras autopistas, en los que también se da la circunstancia de que no tienen competencia.