Quisiera expresar mi preocupación por las recientes declaraciones del presidente electo Donald Trump, sobre reinstaurar la pena de muerte para inmigrantes que cometan asesinatos y la expulsión masiva de inmigrantes. Estas propuestas, hechas en un mitin en Pensilvania en octubre pasado, son radicales, moralmente reprobables y alimentan la división y el odio en la sociedad estadounidense.
Entretots
Trump ha usado esta retórica para atacar a la administración de Biden y Harris, acusándolos de gestionar mal la 'crisis migratoria'. Sin embargo, su campaña de desprestigio solo aviva sentimientos xenófobos hacia los inmigrantes, quienes a menudo llegan buscando una vida mejor y con la esperanza de contribuir al país.
En lugar de proponer soluciones reales, Trump apela al miedo y la desconfianza, promoviendo la idea de que los inmigrantes son una amenaza para la seguridad de los estadounidenses. Sus propuestas recuerdan a su fallida política de 'tolerancia cero', que resultó en situaciones como la separación de familias en la frontera y la criminalización de personas vulnerables. Ahora, con una retórica más extrema, Trump sugiere castigos drásticos y expulsiones en masa, despojando a los inmigrantes de sus derechos fundamentales.
El desacuerdo con las políticas de Biden y Harris no justifica un discurso de odio que degrada los principios de justicia, igualdad y respeto, que deben regir a cualquier sociedad democrática. Es crucial que tanto en EE UU como en el resto del mundo rechacemos este tipo de medidas y defendamos un debate migratorio justo, humano y constructivo. No podemos permitir que el odio y la intolerancia socaven los valores democráticos y la cohesión social que tanto esfuerzo han costado construir.