Que una victima de violación tenga que renunciar a la indemnización por los daños causados para no ser tratada de oportunista o provocadora es como si las victimas de un atropello o un robo debieran negarse a exigir sus derechos por riesgo a ser considerados cómplices.

Que una mujer tenga que justificar cómo va vestida, a qué hora anda y con quién anda por la calle es una discriminación y un ataque machista contra el derecho a la igualdad. Una mujer es para el hombre un regalo de Dios, un tesoro, la cumbre de la belleza, el amor y la poesía. Un violador no solo es un delincuente, es un monstruo contra natura que debería ser exterminado de la faz de la tierra.

Como hijo, esposo, padre y hombre, exijo un castigo ejemplar contra esas alimañas que atentan contra el ser más hermoso de la creación; no merecerían poder acogerse a los derechos humanos porque ellos no son humanos, son reptilianos de la peor especie.