Lo que pretende hacer el Ministro de Derechos Sociales con el nuevo proyecto de ley sobre la desinstitucionalización de los cuidados en la vejez significa que desconoce la magnitud de la tragedia. Le invitaría a entrar en una residencia, no tenga miedo, la vejez no contagia, todos llegamos, antes o después, y con ella, en muchos casos con problemas de dependencia que requieren una atención y unos cuidados las 24 horas del día.

Si ya hay carencias en las instituciones publicas y privadas por los pocos recursos, y a consecuencia de ello la desmotivación y fuga de personal por la sobrecarga y los bajos salarios, ¿cómo pueden hablar de revertir todos los cuidados en el domicilio, con todo lo que supone: personal auxiliar de día, de noche, enfermera, médico, educador social...

Lo siento, pero no me salen las cuentas. En todo este falso proyecto hay un mensaje sutil: no envejezcan con dependencia, no habrá nadie que les cuide, ni en casa ni en la residencia. Y todavía voy a ser más cruel: ya podemos ir elaborando un elixir a modo de eutanasia para así ir ahorrándonos tantos dolores de cabeza, ¿no creen?