Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Parece simple, aunque la complejidad sobreviene en aquello que sucede en el proceso, y es que el ser humano es de los más complejos y no solo por la sofisticación de su biología, que también, sino por sus eternas contradicciones.
Entretots
En este sentido, imaginemos la vida como una partida de ajedrez y las diferentes fichas y jugadas como personas y procederes. Si uno es peón, debe estar dispuesto al sacrificio y a que este sea un daño colateral en pos de un bien mayor. Parecieran las piezas menos importantes del juego, pobres peones, desvalidos, manipulados, minúsculos...
Y aquí una de las grandes contradicciones humanas: nos encanta ser peones aunque lo odiamos. La consecuencia principal de ser peón es que alguien decide la partida por ti, nada más cómodo y perverso que la zona de confort. Un "estoy mal" junto a un "otros tienen la culpa", por tanto son los que por justicia han de solucionarlo. ¿Les suena?
Hay que animarse a ser caballo, torre o incluso rey y ser quién decida cómo y cuándo jugar la partida, sobre todo cuando de vivir se trate. Es algo más cierto el logro y el error. Pero, claro, nada pesa más que la libertad, concepto colmado de mayor complejidad, si cabe, que el propio ser humano que lo esgrime.