Cruasán francés, de mantequilla, de frambuesa, de espinacas y ricota, vegano… La abundancia de opciones parece sinónimo de libertad, pero también puede generar indecisión y estrés. ¿Tenemos todo el conocimiento que parece se nos exige para elegir el mejor cruasán en función del tipo de masa, la calidad del relleno, el nivel de grasa, si el diseño es innovador? ¿O mejor nos dejamos llevar por el azar?
Entretots
La ilusión de control nos hace creer que decidir racionalmente nos lleva a un mejor destino, pero la vida a menudo nos demuestra lo contrario. Tomar decisiones impulsivas puede abrirnos a experiencias inesperadas y satisfactorias. Ejemplos hay en el cine y la literatura que exploran la influencia del azar en nuestras vidas: como en la película 'Di que sí', protagonizada por Jim Carrey, o 'El hombre de los dados', de Luke Rhinehart.
La idea de una "mejor elección" es relativa. Sopesar demasiadas variables puede paralizarnos y generarnos dudas constantes. En decisiones críticas, la racionalidad es clave, pero en experiencias de vida, el azar puede abrirnos a perspectivas que no imaginábamos. Tirar una moneda para elegir un cruasán puede ser una buena idea, sabrá rico, sea el resultado de chocolate o de pistacho.