Cada día me sorprende más la poca empatía de la gente. La realidad es que, muchas veces, más vale mirar hacia otro lado que enfrentarse al propio egocentrismo del yo, yo y yo. Esta mañana hemos acudido con mi madre a un hospital de Barcelona. Mi madre tiene 86 años, algunos problemas de memoria y, debido a un problema de la vista, necesitaba recibir una inyección en el ojo.
Entretots
Ella cuenta con un pase especial de minusvalía que permite que la persona que la lleve pueda aparcar en plazas reservadas para personas con discapacidad. Sin embargo, lo cierto es que parece haber más personas con discapacidad que plazas de aparcamiento disponibles para ellas. Lo peor es ver que, aunque tienen el pase, en lugar de aparcar y marcharse -como sería lo normal-, algunos conductores se quedan dentro del coche, impidiendo que otros puedan aparcar. Mientras tanto, yo seguía dando vueltas insistentemente en busca de un sitio.
El resultado fue que mi madre tuvo que entrar sola al hospital mientras yo seguía buscando aparcamiento. Pude contar hasta cinco personas que permanecían dentro de sus coches sin moverse. Y me pregunto: si van a quedarse dentro, ¿por qué no aparcan en doble fila, donde no molestan? Si hubieran sentido la angustia de alguien que no puede ayudar a su madre.
Piensen en los demás. Si van a permanecer dentro del coche, no ocupen innecesariamente las plazas reservadas. Así permitirán que quienes realmente necesitan acompañar a sus familiares puedan hacerlo sin dar vueltas indefinidamente.