El ser humano es un animal gregario por naturaleza, pero yo me pregunto: ¿por qué? ¿Acaso las personas que nos rodean no dejan bastante que desear?
Entretots
"¿Cómo puede ser que no haya llegado?", "¿No te ha llamado todavía?", "Tranquilo, luego te lo envío". Frases que la gente a la que me dirijo no hace más que repetirme y que expresan esa irresponsabilidad humana.
Hace unas semanas me vi inmerso en la mayor concentración de mi vida de promesas vacías y excusas que intentan ocultar esa falta de responsabilidad.
Un mes detrás de unos compañeros para organizar en vano, la realización de un trabajo universitario. Una semana contactando a diario con el técnico de la vivienda que tengo alquilada para que me resolviera un fallo eléctrico que había inutilizado toda la casa salvo la iluminación. Cuatro semanas y todavía a la espera de la respuesta de Renfe a mi queja sobre su contestación a una reclamación que no entendieron.
Desde pequeño me han dicho que si todo el mundo hace u opina algo distinto a lo mío, lo más seguro es que quien esté equivocado sea yo. Pues bien, tengo un problema: soy una persona cumplidora y responsable.
Y ahora, a menos de 24 horas, estoy todavía haciendo llamadas y enviando mensajes para intentar no quedarme fuera de mi propia graduación porque les envío tu mensaje y "en seguida se pondrán en contacto contigo".