El coronavirus ha puesto en jaque a nuestro sistema sanitario y desgraciadamente ha segado en el mundo hasta ahora más de quinientas mil vidas humanas, golpeando la línea de flotación de nuestra economía y nuestra forma de vida.
Entretots
Pero esos son los efectos directos y visibles, los que hemos padecido y los que sufriremos en el futuro inmediato. Hay, además, otro efecto invisible, incoloro e inodoro, pero no indoloro, que también nos ha traído este virus con un nombre muy parecido al de la mascota olímpica de Barcelona. Y ese efecto se llama miedo.
Contra el primero, más tarde o más temprano habrá vacuna y tratamiento. El segundo es un talón de Aquiles que pone en evidencia nuestra debilidad. Seguro que algún moderno arquero troyano, emulando a Paris, ha tomado buena nota.